ναℓ∂éѕ: "αúи мє fαℓтα мυ¢нσ ραяα ℓℓєgαя αℓ иινєℓ ∂є zυвι σ яαмαℓℓєтѕ"
Valdés mira al futuro con optimismo y valentía
Hace poco cumplió 150 partidos en Liga y 200 con el Barcelona. Es mucho con sólo 25 años...
Significa tener un cuerpo técnico que ha confiado en mí siendo clave la figura del entrenador, que me ha ayudado mucho. Le estaré agradecido de por vida. También significa que he tenido ganas de hacerlo bien, interés en mejorar.
¿Qué le ha dado Rijkaard?
Confianza y apoyo en momentos difíciles para mí.
¿Y esto no tiene precio?
Que un entrenador de un equipo tan importante como el del Barça confíe tanto en un chico joven como yo no tiene precio.
¿Se lo ha dicho?
No. Supongo que lo sabe. No somos de hablar mucho ni él ni yo. No obstante, nos entendemos bien.
¿Con miradas?
Es su estilo también. Se entiende bien con toda la plantilla por su forma de ser. Es muy noble y tiene la complicidad del vestuario.
El técnico, por su actitud, parece aportar sentido común a un mundo de locos. ¿Es así?
Es un mundo de locos de puertas afuera. No de puertas adentro, donde hay bastante normalidad. Tanto el equipo como el cuerpo técnico hemos mantenido una línea de trabajo estable.
Sé que no es amante de números. Sin embargo, ¿se plantea superar los 410 partidos de Zubizarreta?
De momento, no. Me queda lejos. Mi objetivo a corto plazo son títulos. Si llegan querrá decir que las cosas se hacen bien, como hasta ahora. Sería bueno porque permitiría seguir en el club a la actual generación de jugadores.
¿Le ilusiona alcanzar a Zubizarreta?
No se me puede comparar con Zubi o Ramallets, los dos mitos del Barcelona. He conseguido cosas pero no estoy a su nivel. Me queda mucho. Es una ilusión ganar las cinco ligas de Ramallets o llegar a los números de Zubizarreta.
Usted cree en el destino, ¿cuál es el suyo?
Creo que cada uno tiene el suyo pero no sé qué me espera en un futuro. Yo estoy muy contento con lo que me sucede. Espero un futuro igual que el presente. No quiero ni mejorarlo. Soy una persona bastante sencilla. No pido mucho.
¿Le acusarán de falta de ambición?
No hablo deportivamente sino del tema personal. Soy muy ambicioso y la gente que me conoce sabe que lo soy y... mucho.
¿Cómo lo demuestra?
Viniendo cada día a trabajar esté como esté, siempre a tope. El fútbol me ayuda a desconectar. En el vestuario, con un ambiente tan futbolero, me olvido de los problemas cotidianos. Me encanta venir a entrenar porque me abstrae de la vida real.
¿Cuántos entrenamientos se ha perdido en su vida?
Muy pocos. Se pueden contar con los dedos de una mano.
¿Seguro que no los tiene controlados?
No. Quizás por coger una gripe me perdí uno o dos. Sé que han sido muy pocos. Es mi forma de ser, venir esté como esté. No puedo estar en casa tranquilo sabiendo que el equipo está entrenando, aunque esté a cuarenta de fiebre. Es mi mentalidad. De pequeño era así. Igual que si vengo a entrenar y no acabo satisfecho con el entrenamiento. Si es así, tengo que entrenar hasta quedar con una sensación positiva.
¿Y qué hace?
Me quedo con Unzue entrenando más. Él ya sabe como soy y a veces me pasan estas cosas.
¿De donde saca la motivación de entrenar, de ser tan persistente?
De pequeño era así. Los técnicos saben mi pasión por entrenar, por participar en cualquier juego de un entrenamiento, disfruto como si fuera un niño pequeño, sin perder nunca la responsabilidad que tengo. Me lo paso muy bien en el campo de entrenamiento.
¿Y en los partidos?
Son otra historia. El portero que diga que se lo pasa bien en un partido no dice toda la verdad. El portero sufre. O al menos me pasa a mí. Sólo disfruto cuando llegan momentos muy puntuales y cortos. Con una parada o una acción buena disfrutas pero son treinta o quince segundos. Tú mismo te frenas porque sabes que no puedes dormirte. Es un subidón de adrenalina que debe bajar pronto. En general, el partido es un sufrimiento constante. Yo lo canalizo hacia la concentración. Los partidos en el Camp Nou son complicados porque, en muchos, debes intervenir sólo en una ocasión. Y si no estás concentrado, encajas un gol. La concentración debe durar 90 minutos.
¿Cuándo disfruta?
Con las victorias del equipo, cuando marcamos un gol, cuando jugamos bien y cuando hago alguna parada. Pero sé que debo volver a concentrarme.
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