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  "El remate de Cristiano es imprevisible"
 
Final de la Liga de Campeones - 

"El remate de Cristiano es imprevisible" 

Cada vez que un barcelonista habla de París y de la segunda Copa de Europa se acuerda de Víctor Valdés (L'Hospitalet, 1982). Portero menos goleado de la Liga, lleva desde los 12 años en el Barcelona. Parece frío y distante, pero nada que ver con la realidad. 

Pregunta. Cuando ve a un niño vestido de portero, ¿le dice que lo deje? 
Respuesta. ¡No, para nada! Es un puesto precioso, el más difícil del equipo. Si él lo siente, me llena de orgullo que un chavalín quiera ser portero. 

P. ¿Cambia mucho ser portero de crío a profesional? 
R. Esencialmente, no. Las sensaciones dentro del campo son muy parecidas porque se limitan a acciones buenas o malas. Cuando eres niño, te pasan los balones por encima, no llegas y vives una frustración grande, continua. Una buena parada lo compensa todo. 

P. ¿Recuerda la primera? 
R. Empecé en la puerta del garaje, jugando con mi hermano. Las primeras sensaciones cuando paraba la pelota las recuerdo. El portero tiene sensaciones muy bonitas en el campo. Por eso logra combatir el gol. 

P. ¿Ser portero del Barcelona es un puesto mal pagado? 
R. En el Barcelona todos estamos a expensas de la afición, que es muy exigente. El portero es la posición en la que más te fijas. Simplemente, porque el portero es diferente al resto. 

P. ¿Es igual de reconocido por los aficionados? 
R. Sí, el aficionado del Barcelona sabe de la importancia de tener un buen portero. Otra cosa es que opine que lo tiene o no. Cualquier aficionado del mundo piensa que es importante tener un buen portero. 

P. ¿Cree que la afición del Barça piensa que lo tiene? 
R. No sé, no puedo hablar por la afición, puedo hablar por algunas sensaciones. Recuerdo la época en la que cambiábamos de portero cada medio año. Hoy creo que la afición sabe que en el Barça hay portero, y no lo digo sólo por mí. En ese sentido, creo que está tranquila. 

P. ¿Ser portero del Barça es distinto a ser portero de cualquier otro equipo? 
R. No lo sé, siempre he jugado aquí, pero supongo que está condicionado por el sistema de juego. Debe asumir ciertas cosas que seguramente no se dan en otros equipos. Por ejemplo, en el Barcelona el portero es básico para empezar el ataque. Podrá haber gente que no entienda un pase al portero, pero ese pase permite empezar de nuevo y saltarte la primera línea de presión del rival. En el Barcelona no es raro que la jugada de un gol empiece en el portero. El que entiende de fútbol sabe que eso es difícil y cuando sale me satisface mucho y me siento más participe del gol. 

P. ¿Cree que se parece en algo un gol a una parada? 
R. Creo que las dos cosas son un subidón de adrenalina. Una parada muchas veces te hace incluso descontrolarte: en una décima de segundo pones a prueba todo tu esfuerzo durante la semana, en una situación única e irrepetible, que vives a mil pulsaciones. El delantero que remata acaba dependiendo siempre de que el portero no llegue. En el fondo, el fútbol se limita a un portero y un chut, a marcar y evitar el gol. La gracia del gol es que hay un portero tratando de impedirlo. Por eso es mejor una parada que un gol. 

P. El gol retrata al portero. 
R. Cuando eres pequeño, aceptas que hay pelotas a las que no llegas y que puedes fallar. Y que cuando fallas suele ser gol. Sales en la foto del gol durante días y eso te enseña a trabajar más para que en la próxima foto salgas cogiendo la pelota. 

P. ¿El mejor portero es el que más se arriesga? 

R. Lo dijo una vez Juan Carlos [Unzue, entrenador de porteros del Barcelona] y me parece muy acertado: lo importante es evitar las acciones de gol. A mí me gusta pensar así. La primera acción de un portero debe ser no dar opción al remate. En ese sentido, el sistema en el Barça exige vivir al límite de riesgo sabiendo siempre que el objetivo es atacar. Me siento muy partícipe del sistema de juego que utilizamos. 

P. ¿No se siente solo? 
R. Más que solo, lejos. Bueno, yo soy de por sí bastante solitario, no es que me lo dé el puesto. Mi espacio es mi espacio. 

P. Su imagen engaña, ¿lo sabe? 
R. Puede ser, incluso puede que lo fomente. Pero me gustan las bromas, las risas. Sí, puede que me ponga una careta, pero la gente que me conoce sabe cómo soy. Es verdad que, cuando no tengo el día, se me nota mucho, no sé disimularlo (ríe). 

P. Está a punto de ser padre. ¡Pensar en el Manchester United debe de ser un mal menor! 
R. Estoy muy ilusionado con ambas cosas, pero no tienen nada que ver (ríe). Sí, voy a ser padre en agosto de un niño que se llamará Dylan. 

P. ¿Por Bob? 

R. No, por su significado: hijo del mar. Buscábamos un nombre que no fuera castellano y que hiciera referencia al mar porque es una de mis pasiones. 

P. ¿Cree que atraviesa una etapa de madurez? 
R. Futbolísticamente, tengo mucho que aprender. En lo personal, soy resultado de las experiencias. En ese sentido, siento que cada día soy más tranquilo, más reflexivo, me tomo las cosas de otra manera, más tranquilo. 

P. Ante su segunda final, ¿tiene la sensación de que no pasa nada si no se gana? 
R. Sí pasa. No podemos dejar escapar una oportunidad histórica porque probablemente no nos veremos nunca más en una como ésta, con la posibilidad de ganar tres títulos. El tren pasa una vez en la vida y no tengo ganas de arrepentirme de haberlo dejado escapar. ¡Lo tenemos tan cerca! 

P. Usted fue considerado el héroe de la final de París. 
R. No creo en los héroes, nunca he sido de admirar a los héroes, admiro a los campeones. Nunca me creí el mejor, sólo hice mi trabajo. No me gusta destacar a nadie. Somos un equipo. 

P. Zubizarreta metió dos manos inmensas en Wembley y nadie lo recuerda. ¿Por qué? 
R. ¿Seguro? Pregunta a sus compañeros. Yo me acuerdo. 

P. En 2006 dijo que tarde o temprano se las vería con Henry. ¿Listo para verse con Cristiano Ronaldo? 
R. Jugamos contra el Manchester, no contra él. Un equipo enorme, con una pegada espectacular, con un sistema defensivo muy solvente, que trabaja desde muy arriba. En eso se parecen a nosotros. Pero la pegada del Manchester es tremenda, eso es cierto. 

P. ¿Y Cristiano?
R. Le pega de una manera muy particular y efectiva. Es imprevisible por cómo golpea, por los movimientos. Es capaz de lo mejor y saca un gol de la nada. Pero tienen más cosas que él. 

P. Un enorme portero... 
R. ¡Enorme! Me da envidia su carrera, por lo que ha ganado, por el tiempo que ha jugado al más alto nivel. Además, Van der Sar ha creado escuela. Por eso, si analizas jugador por jugador, el United es mucho más que Cristiano. El año pasado Scholes nos echó de la final. 

P. Y ahí terminó un ciclo. 
R. Sí. Un gol en Manchester y el recuerdo de aquel equipo habría sido diferente. Fue un año muy raro, se habló más de cosas extradeportivas que de fútbol aunque había gente trabajando mucho y bien, con mucho respeto al entrenador, que siempre nos apoyó. Ahora, hasta el día a día es diferente y yo creo que el vivo reflejo de una filosofía muy exacta de lo que quiere el entrenador básandose en hacer un buen fútbol. No hay otro camino, sólo ganaremos siendo fieles al estilo. 

P. ¿Por qué no le llaman para la selección española? 
R. Hay grandes porteros. Van otros porque lo merecen. Algún día tal vez me toque. Me gustaría ir, pero una de las cosas que más valoro es el respeto. Y respeto mucho a los porteros que van. 

P. ¿Algún problema con Reina? 
R. ¿Con Pepe? ¡Qué va! Le tengo un gran respeto como portero y un gran afecto personal. ¡Hemos crecido juntos! No soy de llevarme mal con nadie y menos con un ex compañero. 

LUIS MARTÍN - Barcelona
26/05/2009 
 
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