Tan determinante en la final de la Champions de París frente a Henry, en 2006, como en la de Roma contra Cristiano Ronaldo, este año, Víctor Valdés (Barcelona, 27 años) no pudo frenar el remate de Adriano a ocho minutos de que terminara la final del Mundial de Clubes de hace tres años contra el Internacional de Porto Alegre. Hoy tiene ocasión de sacarse una espina y convertirse en el primer portero del club en jugar dos finales de la antigua Copa Intercontinental.
Pregunta. ¿Sabe que hay aficionados de Estudiantes que han hipotecado su casa para estar aquí con su equipo?
Respuesta. Seguro que eso les hace más peligrosos. Todo el mundo dice que somos el mejor equipo del mundo, y eso aumenta la motivación en los rivales de ganarnos y hace más difícil el partido. Nosotros convivimos con la presión de ganar cada día, así que lo llevamos bien. Son argentinos, hay que ser más vivos que ellos.
P. ¿Si mira a Yokohama, qué ve distinto?
R. El país lo hace todo diferente: el cambio horario, el clima... Es muy importante para el jugador europeo jugar lo más cerca de Europa. La ilusión es la misma pero la filosofía es distinta. Cambió la dinámica de grupo porque cambió el entrenador. Se habla mucho de que nos confiamos, que no teníamos hambre de ganar..., no estoy de acuerdo. Nos sorprendieron, jugaron bien y nos ganaron. Punto. No estamos ni más ni menos centrados. Aquél era un buen grupo, y caímos porque ellos [el Internacional] jugaron muy bien.
P. Por la trayectoria, ¿el Barcelona se merece el título?
R. Sí, tanto como Estudiantes. Nos lo tenemos que ganar, y ganará el mejor. Sabemos lo que significa para el club, para la gente y para nosotros. Tenemos muchísimos motivos por los que ganar, especialmente por nuestra gente, que lo desea como pocos títulos. Es un reto. Si ganamos, espero que la gente lo celebre por todo lo alto y se llene Canaletas.
P. ¿Ha hecho alguna promesa, alguna superstición?
R. No, no soy de ir de rodillas a San Climent. Y a medida que he ganado confianza, he perdido supersticiones. Antes cuidaba muchos detalles, ahora soy más dejado y prefiero refugiarme en cuestiones futbolísticas. Ya ni siquiera el color de la camiseta. Si puedo, jugaré de negro, pero depende de la FIFA [le obligará a jugar de azul oscuro]. En la semifinal, un minuto antes de salir, querían que me cambiara las medias. Lo que sí pienso es que en vez de un hijo tuve un amuleto. Desde que nació, Dylan me ha traído suerte.
P. En la semifinal, con 1-0, le encara Rojas y no le remata. ¿Impone respeto a los rivales?
R. No creo, seguramente prefirió darla. No creo que le dé miedo. Buscó la mejor opción. Yo he cambiado mucho estos últimos años, lo noto, pero sigo cometiendo errores. Gracias al míster y a Juan Carlos [Unzué, preparador de porteros] he cambiado la manera de jugar. A Guardiola le estoy muy agradecido por enseñarme cosas que desconocía del juego. Soy mejor portero que hace tres años.
P. ¿En las finales se crece, es un hombre de finales?
R. No, mi final es diaria. Soy un hombre de trabajo, del día a día. Para mí, cada entrenamiento es una final porque es lo que me permite llegar a los partidos preparado. Juego en el Barça, somos ganadores; de la pretemporada a la final de la Copa de Europa, siempre quiero ganar todos los partidos. Todos.
P. ¿Qué final espera?
R. Muy ajustada. Con esta pelota hay que tener mucho cuidado en la estrategia. Mucho. Son poderosos en ese aspecto. Será una final de detalles. Y además, el balón es imprevisible, hace muchos extraños, cambios de trayectoria, me da mucho miedo. Ése es uno de los puntos a tener en cuenta. Además, no es un equipo menor, guarda la pelota, se activa muy rápido cuando le interesa cara a gol y manejan los partidos de una típica manera argentina. Más que nunca, hemos de ser el Barça. Si hay que morir, si nos han de ganar, que sea defendiendo nuestro estilo. Si hemos llegado aquí es por ser fieles a nuestro estilo, no nos vamos a traicionar ahora. Lo que hacemos ha dado resultado.
P. ¿El mayor orgullo es ganar usando a tantos canteranos?
R. Para mí es algo muy importante, un motivo de orgullo. Los chavales saben que pueden llegar y eso es básico para el futuro de la entidad. La filosofía es ésta y nos da frutos. El que viene de fuera se da cuenta en dos días, sabe enseguida qué significa defender esta camiseta.
P. ¿Sigue pensando que el portero perfecto no existe?
R. Absolutamente. He cambiado mucho en los últimos años, he mejorado, sí, pero el fútbol te pone retos y te exige cada día.
P. ¿Ha preparado los penaltis?
R. Me gusta saber cómo los tiran.
P. ¿Qué les ha pedido Guardiola?
R. Que no perdamos la mentalización, porque sólo ganaremos si nos lo merecemos.
El País
Diciembre de 2009